El sistema de iluminación del vehículo es importante, ya que proporciona la capacidad de ver y ser vistos en la vía, al momento de conducir en condiciones extremas como la lluvia, niebla o durante la noche. Por ello, antes de emprender un viaje el conductor debe asegurarse de que las luces estén alineadas, que el lente no esté sucio, que las bombillas no estén quemadas y que funcionen en luz alta y baja.
En el caso de la luz baja debe alumbrar entre 8 y 10 metros como mínimo y la luz alta, entre 20 y 25 metros. Es recomendable que se utilicen bombillas originales, puesto que si se utiliza una de menor capacidad, la iluminación es muy baja y si se utiliza una de mayor capacidad a la indicada por el fabricante, se provoca un recalentamiento de los cables y, con el tiempo, daños en el sistema de iluminación del automóvil.
Cabe mencionar que desde 1913 se desarrollan y producen sistemas de iluminación de alta calidad y seguridad para vehículos. Con el paso del tiempo y la modernización de los automóviles, los diferentes componentes de los sistemas de iluminación evolucionaron a la velocidad de la luz. Tomando en cuenta estos antecedentes, se crearon sistemas que responden a las tendencias del mercado.
Como ejemplo de esta innovación, se puede mencionar el primer faro de xenón del mundo, con un rendimiento luminoso 2.5 veces mayor, en una tonalidad equiparable a la luz solar, para conducir relajado independientemente de las condiciones climáticas.
En el caso de las personas que circulan por carreteras mal iluminadas, es importante que cuenten con iluminación a gran distancia, la que le permita al conductor desplazarse con amplia visión del camino, haciéndose vital para el vehículo en el que se transporta tener faros de luz larga o conocidos como halógenos. Con este tipo de focos, los conductores podrán observar con más claridad los objetos alejados tales como peatones, obstáculos, señales de tráfico y curvas, al dar mayor profundidad de visión en la luz de carretera.
Además, las lámparas halógenas presentan la ventaja de que la intensidad luminosa es muy superior a la de una lámpara convencional, con un pequeño aumento del consumo de corriente y una vida más larga de funcionamiento. La ausencia casi total de ennegrecimiento de la ampolla, hace que su potencia luminosa sea sensiblemente igual durante toda la vida útil de la lámpara.
Los faros de luz larga atraviesan la oscuridad y proporcionan un buen alumbrado hasta 600 metros por delante. Con mayor iluminación, el conductor podrá manejar con mucha más seguridad, una conducción más relajada y podrá ser visto con facilidad por otros automovilistas.
Continuará en la siguiente edición…
Gustavo Oliva
Gerente de Mercadeo Edisa
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