Los que han sido conductores y han tenido acceso a pilotear sus propios vehículos o el de la empresa en que trabajan, habrán escuchado alguna vez la expresión clásica de los mecánicos ¡Se le escapa la chispa!
Existen varias razones para que esto suceda.
Pero principalmente cuando el motor experimenta una marcha descontinua, ya sea a baja velocidad o en alta velocidad y con una vibración que se percibe dentro de la cabina del vehículo, además gasto de combustible que va por encima de lo que normalmente el motor consume y estática en el sistema de sonido de la cabina.
Algo podría estar sucediendo en el sistema de cables de bujías o candelas.
Puede que el juego de cables de bujías esté obsoleto o en mal estado en su extensión o en sus terminales y capuchones de agarre a la bujía.
El motor está expuesto a múltiples factores externos que desgastan las piezas y sus componentes. Sobre todo, los cables que conducen la corriente eléctrica de la bobina al distribuidor y del distribuidor al motor.
En el motor están instaladas las bujías o candelas, como les llamamos en nuestro país, que se encargan de recibir la chispa o corriente eléctrica que se genera en el sistema eléctrico para producir la combustión interna de la gasolina.
Este impulso eléctrico es transportado por medio de los cables de bujías que sirven de medio para llevar la chispa eléctrica hacia la recamara de combustión del motor, en donde se quema el combustible y genera la fuerza para su desplazamiento.
La fuga de chispa puede producirse en cualquier lugar del sistema de distribución de corriente del que es parte fundamental el juego de cables de bujías.
Normalmente, esa fuga se da en los cables, ya que por la exposición a altas temperaturas, al agua que entra de la calle y otros factores, se desgasta su capa externa o forro.
A la vez, también hay un desgaste interno de ellos por fatiga en la conducción de la energía, ya que existen variaciones de flujo eléctrico debido a que el motor del automóvil no mantiene una aceleración constante, sino variable.
Con ello, la temperatura de los cables de bujías o candelas sube a extremos que casi nunca podemos imaginar.
Estas temperaturas van desde los 100 hasta los 260 grados centígrados, dependiendo de la clase y modelo del automóvil. Al tener variaciones de temperatura, los materiales se deterioran.
Es normal que a un automóvil con cierto recorrido, se le deba cambiar el juego de cables por uno que resista temperaturas superiores a las que alcanzaba estando nuevo, ya que el desgaste del motor va exigiendo que los nuevos componentes de reemplazo tengan en cuenta este factor. Tanto dentro de los cables (nivel de voltios y Ohmios), como fuera de ellos (aumento de temperatura del motor).
Todo esto puede ocasionar pequeñas fisuras por donde se fuga la energía o en este caso, como dijimos, “Se escapa o fuga la chispa”.