La oxidación, como el mismo nombre lo indica, es una reacción química del lubricante (moléculas de hidrocarburo) con el oxígeno (proveniente del aire o agua) el cual descompone el aceite en subproductos nocivos (depósitos tipo laca), reduciendo el tiempo de vida útil del aceite e impidiéndole cumplir sus funciones de reducir el desgaste, entre otras.
Todo lubricante sufre procesos de oxidación, principalmente los lubricantes de menor calidad (menor especificación), dado que provienen de grupos de aceite base con elevados contenidos de hidrocarburos de doble enlace, así como compuestos nafténicos y aromático, esto los hace más reactivos al oxígeno.
La oxidación de los aceites lubricantes es usualmente, el factor que limita su vida útil. Los metales de desgaste y los contaminantes pueden filtrarse y el agua puede removerse por varios métodos, pero la oxidación no puede eliminarse del aceite, ya que es un cambio químico que le sucede a la base del mismo.
CAUSA:
- Sobrecalentamiento (alta temperatura): Está comprobado que a una temperatura promedio de 50°C por cada 10°C de aumento de temperatura, la oxidación se duplica. Se puede decir que la oxidación alcanza niveles considerables a partir de los 90° C. Los combustibles diluidos en el aceite, aunque no tienen una participación fundamental en la oxidación de éste, sí incentivan la oxidación a temperaturas menores de 50°C (cuidado con la dilución de combustible en el aceite provocada por problemas en inyectores, etc.).
- Cambio de aceite muy extendido: Recuerde que el ampliar el intervalo de servicio de lubricante, con el propósito de reducir costos de mantenimiento, no siempre es buena idea, dado que gradualmente, el lubricante irá espesándose y generando depósitos (por oxidación), tendiendo a proteger menos la pieza a lubricar. Existe una relación directa entre mejores lubricantes (por ejemplo los aceites sintéticos) y mejor capacidad de soportar la oxidación, lo que permite ampliar el intervalo de cambio de aceite, siempre y cuando se consideren otros factores, tales como recomendación del fabricante del vehículo, tipo de uso u operación del automotor y su estado mecánico (quema o no quema aceite, por ejemplo).
- Tipo de aceite inadecuado/aditivos inhibidores: No aplique lubricantes de mala calidad (con especificaciones muy atrasadas o sin ellas) en su motor, dado que estos aceites soportan menos la oxidación.
- Productos de combustión/fuga de gases (blow-by): Si su motor tiene problemas de quema de aceite y, por lo tanto, pérdida de compresión, el lubricante se “ensuciará” más rápidamente y se descompondrá por oxidación aceleradamente.
EFECTO:
- Menor vida del motor.
- Depósitos tipo laca.
- Aumento de viscosidad o espesor del aceite; esto generará a su vez, más desgaste y consumo de combustible.
- Corrosión de partes metálicas, porque toda oxidación genera acidez.
- Incremento de costos de operación.
- Incremento del desgaste.
- Reducción del desempeño del motor.
SOLUCIÓN:
- Utilice un lubricante de mejor calidad, prefiera aceites de especificación más actualizada y de mejor calidad (preferentemente, si su bolsillo lo permite, opte por lubricantes sintéticos).
- Recorte el intervalo de cambio de aceite (nivel de servicio correcto).
- Revise la temperatura de operación de su motor, cualquier sobrecalentamiento gradual o súbito puede generar problemas (sistema de enfriamiento defectuoso con fugas o taponamientos, etc.).
- Evalúe el uso del equipo (habrán sobrecalentamientos en conducción en tráfico pesado, forzando al motor en montaña, etc.).
- Evalúe las condiciones de operación (vehículos sometidos a trabajo pesado deben utilizar, preferentemente, lubricantes que soporten mejor la oxidación… por ejemplo, sintéticos y semisintéticos).
SAÚL RAMÍREZ SEIJAS
VISCOSA