El tanque o depósito sirve para almacenar el combustible de un medio de transporte, el cual puede variar en tamaño y complejidad según el tipo de vehículo.
Debido a que el combustible que se deposita es altamente inflamable, los fabricantes han previsto que este depósito se construya con materiales altamente resistentes, capaces de soportar aplastamiento ante posibles abolladuras o impactos de colisión, tanto frontal, lateral y/o trasero.
Lo más común es que el piloto interprete la cantidad de combustible en fracciones: “un cuarto de tanque”, “medio tanque”, “tres cuartos”, “tanque lleno”… aunque no siempre se refleja la cantidad absoluta, es una medición mundialmente aceptada. Cuando el tablero de instrumentos se ilumina es porque se activa la lámpara que indica un nivel bajo de combustible, entonces se dice que el vehículo circula con “depósito de reserva”.
“Depósito de reserva” no significa que el vehículo cuente con un “depósito” o “tanque” adicional, sino que el nivel de combustible está bajo un límite preestablecido.
Aunque no hay un estándar sobre la cantidad de combustible existente, por lo general se puede disponer de un galón de gasolina adicional antes de que el combustible se agote por completo. Pero, ¿tiene alguna complicación utilizar los vehículos constantemente con la reserva de combustible?
Se ha observado que los automóviles usados siempre con la menor cantidad de combustible pueden registrar daños al sistema de alimentación; específicamente en la bomba de gasolina, inyectores y flote del indicador.
La gasolina como tal sirve de refrigerante para mantener una adecuada temperatura de funcionamiento en la bomba de alimentación. Al mantenerse un nivel de gasolina bajo, la bomba tiende a calentarse demasiado por la fricción que se produce internamente ocasionando un desgaste prematuro y daños irreparables en la misma.
Además, el ambiente también puede tener alguna injerencia en el funcionamiento del vehículo, ya que si el área donde lo resguardamos es demasiado húmeda, esto ocasionará una condensación de agua en el interior de los depósitos de combustible. La humedad sumada a un tanque que siempre se mantiene con reserva de gasolina, causa corrosión en todos los elementos del sistema de alimentación.
La humedad también es causante que se formen ciertas impurezas en el fondo del tanque y si los vehículos se utilizan siempre en “reserva de combustible” es más factible que los filtros ya no sean capaces de realizar bien su trabajo, formando tapones y pérdidas de presión en el sistema. Esto puede causar que un vehículo no arranque.
Se sugiere mantener llenos los depósitos de los vehículos o que como mínimo se mantengan en ½ tanque. La finalidad de esto es evitar daños prematuros al sistema de alimentación de combustible.