LLAVE #1 Conocimiento de las leyes naturales que rigen la vida 2a. parte
“Para abrir la puerta hacia la creación consciente de nuestras condiciones de vida.”
Además de entender bajo qué leyes vivimos en este mundo, necesitamos entender qué clase de ser somos. Esto puede parecer obvio, pero no lo es.
Todos sabemos que tenemos tres partes:
- CUERPO
- MENTE
- Y ESPÍRITU
Sin embargo, ¿sabemos realmente qué implica tener cada una de estas partes?
Veamos…
Para aprender a crear nuestra vida necesitamos entender qué nos será más o menos fácil o difícil, de acuerdo a la habilidad que tengamos de administrarnos a nosotros mismos.
CUERPO
Tener un cuerpo físico trae implícito que tendremos algunas necesidades que suplir periódicamente y que, nuestro bienestar no estará completo si las llenamos a medias, como tampoco estaremos bien si nos excedemos en éstas. Esto incluye temas como:
- Hambre.
- Frío.
- Sexualidad.
- Salud corporal en general.
LA MENTE
La mente es quizás la parte más complicada de todas, pues manejamos un sector conscientemente y otro inconsciente.
Debido a que ésta abarca, tanto las ideas, como las emociones, tener partes inconscientes puede resultar una complicación en nuestra vida, cuando necesitamos corregir hábitos mentales; ideas no constructivas que generan emociones destructivas y pensamientos que formamos a partir de percepciones distorsionadas.
Además del índice de inteligencia lógica que tenga uno como persona, es imprescindible desarrollar una inteligencia emocional que nos permita dejar de vivir en estado de reacción a nuestras emociones para poder ser asertivos.
ESPÍRITU
El mundo espiritual está intercomunicado a éste a través de la intuición, que es la facultad mental a través de la cual percibimos información que nos rodea en forma energética.
Sin importar la religión que se profese, el mundo espiritual gira en torno a los movimientos de energía y la información que proviene de fuentes que no se ven a simple vista. Si una persona no logra esta conexión se sentirá desdichada y vacía, así tenga una gran fortuna amasada.
