“Empatía: es la capacidad cognitiva de percibir, en un contexto común, lo que otro individuo puede sentir a partir de lo que piensa. También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.”
La empatía es de las cualidades más importantes que un ser humano puede llegar a desarrollar. Es clave para poder conciliar la percepción de los demás con la de uno mismo. De no desarrollarla, entraremos constantemente en juicio y choque con los demás, por carecer de la habilidad de “ver las cosas desde la perspectiva de donde ellos la ven” y, por ende, resultarnos imposible comprender de dónde se originan sus actitudes.
El mecanismo a través del cual se logra esta posibilidad de “ponerse en los zapatos de otros” consiste simplemente en ser capaz de desprendernos temporalmente de nuestra opinión sobre las cosas y sucesos; renunciar completamente a juzgar las ideas del otro, abriendo así nuestra mente para darle cabida a entender lo que experimenta la otra persona a partir de lo que piensa.
Al permitirle entrada al pensamiento, sin juzgarlo, experimentamos el efecto emocional de esas ideas en nosotros mismos y, con ello, se consigue un “darse cuenta” de la clase de realidad que está viviendo la otra persona. A partir de lograr esa experiencia, “en carne propia”, ya no somos tan propensos a juzgar, a la ligera, las actitudes de la otra persona, por notar que posiblemente nuestra actitud sería igual si estuviéramos pensando lo mismo. Con ello se propicia suficiente apertura y comprensión mutua, como para encontrar una visión conciliatoria entre la impresión que teníamos antes, que correspondía a nuestro ángulo en particular y la visión que hemos adquirido a partir de los pensamientos y emociones de abrirnos a la perspectiva de la otra persona.
Lograr esto simplemente creará una especie de “puente” entre lo que otros piensan y lo que nosotros pensamos.
Al terminar de experimentar ese mundo de pensamientos, ya estaremos en posición de poder entender cuál es la diferencia entre cómo percibe la otra persona lo que está en cuestión y cuáles son las diferencias básicas entre su postura y la realidad que nosotros hemos estado percibiendo a partir de nuestras ideas. Con esto podríamos lograr una tercera forma de pensar que implique un mayor grado de entendimiento que sólo lo ofrece el poder ver desde dos ángulos distintos “la misma cosa”.
En la próxima edición continuaremos explorando las características de esta virtud y sus defectos.
