La costumbre se vuelve ley” reza un refrán y son palabras acertadas, cuando de nuestro vehículo automático se trata.
El que manejemos por varios años, no es sinónimo de que lo hagamos bien. Prueba de ello es que tres vehículos entregados a tres diferentes conductores y que fueron conducidos en el mismo camino, por determinado tiempo, después de revisar su estado general, cada vehículo manifestó diferentes marcas de desgaste, debido a los hábitos de conducción a los que fueron sometidos.
Lo mismo sucede con el ejemplo antes mencionado, pero, esta vez, no con tres vehículos, sino un solo vehículo y 3 conductores diferentes.
Observando solamente el consumo de combustible, éste varió con cada uno de los conductores. La conclusión es la misma…hábitos de manejo.
La caja automática, no está libre de ser víctima de nuestros hábitos. El que ésta dure todo el tiempo que poseamos el carro o falle antes de lo esperado, está sujeto a la forma en que, usualmente, conducimos.
Hemos mencionado a lo largo de los artículos anteriores, varios factores que tienen que ver con nuestra caja automática y su vida útil; los buenos o malos hábitos de manejo afectan, en gran manera, el servicio que ésta nos pueda dar.
He aquí algunos hábitos que he observado con algunos conductores:
- Mover la palanca selectora a N (neutro), cuando está en un semáforo o cuando está en tráfico; lo mismo cuando llega a una bajada. La caja automática fue diseñada para que cuando vayamos en marcha o bien en un semáforo (tráfico), la palanca siempre permanezca en D (Drive). No se diga cuándo se encuentra una bajada. Si movemos a N la palanca y al terminar la bajada, luego regresamos a D, hacemos que sufran los discos al momento de acoplar y en tráfico la caja lubrica mejor estando en D que en N.
- Al estacionarse, cuando se está retrocediendo el vehículo y aún en movimiento se pone la marcha hacia adelante, se hace sufrir los planetarios y partes del convertidor.
- Pensar que sólo porque el vehículo es grande de igual forma es su capacidad; no necesariamente es correcto, pues con esto en mente, se sobrecarga el vehículo, se remolca o se empujan otros vehículos, provocando un daño general de la caja.
- Remolcar el vehículo sin levantarlo de las ruedas de la tracción, hace que las partes internas de la caja se muevan y no estén protegidas por el aceite hidráulico, teniendo como resultado que internamente la caja se dañe.
- No es de extrañar que, al momento de arrancar el vehículo y seleccionar alguna velocidad, éste no se mueve.
Por lo tanto, hagámonos de buenos hábitos con nuestro vehículo y éste nos dará muchos kilómetros de buen servicio.