Estimados Lectores, nos estamos acercando a la finalización de ciclo 2009 y mientras nos sumergimos en las actividades que día a día se nos presentan en este mes de noviembre…
nosotros queremos meditar junto a ustedes al respecto del tipo de huella que vamos dejando en el camino mientras hacemos lo cotidiano de nuestra vida que va desde atender asuntos familiares, asuntos de trabajo y negocios, proyectos personales, así como nuestras actividades de tipo social. Se hace obvio notar que prácticamente todos los aspectos importantes de nuestra vida involucran relacionarse con otras personas y que sería literalmente imposible lograr éxito en ninguna de estas actividades si no estuviéramos relacionados con otros. En el trabajo debemos intercambiar frecuentemente con nuestros compañeros información y colaboración; en los negocios debemos tratar con clientes intercambiando servicios y atenciones por valores económico; en la familia intercambiamos atenciones, amor, compañía y apoyo entre los miembros del grupo; y en lo social intercambiamos acciones amistosas.
Día con día vamos teniendo todo tipo de interacciones con otras personas, la clava está en preguntarnos sobre la calidad que han tenido estas y si han dejado una huella positiva en las personas con que entramos en contacto, o bien, si pasamos desapercibidos o en el peor de los casos, dejamos huella negativa en algunos de nuestros contactos cotidianos y esporádicos.
Grandes maestros y pensadores del éxito nos sugieren meditar cuidadosamente sobre la forma en que interactuamos y nos comunicamos con otras personas. Es muy frecuente que hasta las personas mejor intencionadas terminen tratando inclusive a sus seres más queridos de formas que dejen una huella muy lejana a lo positivo, ya no digamos a personas que estiman en menor escala o a desconocidos.
¿Cómo elegir en que ocasión amerita actuar de forma que dejemos una huella positiva en vez de una negativa en otra persona? En realidad después de pensar largo rato en esta pregunta, no encontré ninguna razón valedera que justificase dar a otro, un trato que le deje una huella negativa, pues hasta cuando un va a expresar su desacuerdo ante otro ser humano, existen formas de hacerlo de manera que el producto de la interacción sea constructivo y no destructivo.
Como seres humanos, estamos dotados de libre albedrío y esto sugiere que siempre tendremos la posibilidad de elegir la manera en que hemos de tratar a los demás. El problema es que la mayoría de personas operan en una especie de piloto automático en donde los propios temores, egoísmos y adicciones toman el control de nuestra vida y nos impiden notar que si es posible elegir imprimir una huella positiva en cada interacción que tengamos con otros.
Aprender a desarrollar el poder personal que se requiere para ser libres nos ofrece el que podamos incrementar la calidad de nuestra propia vida a través de aprender a tratar y comunicarnos mejor con todas las personas que nos rodean.
Imaginemos ¿Cómo sería nuestra vida si en todas y cada una de las interacciones con otros se tuviera dejando una huella de positivismo y valor?; ¿después de un mes?, ¿después de un año?, ¿después de 5 años?, ¿Cuánto positivismo, valor, amor, buen servicio y buena vibración se hubiese irradiado alrededor de nuestras vidas?
Atrevámonos pues, a observar nuestras interacciones con otros y mejorémoslas siempre para ofrecer a todo ser humano con que entremos en contacto, un trato y una atención que le deje más amor, más vida, más valor y más inspiración que la que éste traía antes de entrar en contacto con nosotros…y su lo hacemos, estaremos sembrando la mejor semilla que cualquier ser humano puede sembrar.
Frase del Mes
“La calidad de tu vida es igual a la calidad de tus comunicaciones e interacciones con los demás”. Anthony Robbins, Autor y motivador estadounidense de desarrollo humano.