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Altruismo

Altruismo: “Preocupación o atención desinteresada por el otro o los otros” El tema del altruismo es sin duda, un tema complejo y de mucho trabajo para discernir. Tenemos que distinguir entre el altruismo y su exceso, y esta puede ser una difícil labor porque es una falta de discernimiento colectiva la que ha generado este desbalance….

Si revisamos en los diccionarios se puede ver que aún allí, el término está definido sin discernimiento de su exceso. Ni siquiera hay una palabra para llamar al exceso de esta virtud de forma que resulte aclaratorio donde está el punto medio.

El diccionario dice: “Altruismo es el sentimiento o tendencia de hacer el bien a los demás, aún a costa del propio provecho.”

Ser egoísta es natural y tiene que ver con la necesidad de preservar la propia vida y el propio bienestar y es obvio cuando lo que somos es excesivamente considerados con los demás y nada considerados con nosotros mismo, es algo que siempre nos preguntamos dos veces antes de admitir que es inadecuado. ¿Por qué?

Si nuestro mayor deseo en la vida es ser “buenos” trataremos de encajar en el concepto que tengamos de “bueno” y si la sociedad misma parece contemplar como deseable un exceso en este tema, caeremos fácilmente en desequilibrio. Dios mismo no favorece a unos a costa de excluir a otros, por lo que en armonía con la espiritualidad, me atrevo a pensar que el error conceptual nos tiene atrapados a todos hasta que o reflexionamos seriamente sobre el tema con discernimiento propio.

Si “en automático” no logramos asumir que el altruismo es algo bello expresado en equilibrio, por temor a ser censurados, y solemos llevarlo a su extremo para evitar sentirnos culpables, ansioso o estresados, por tomar el riesgo de tratar de discernir sobre cuándo ser altruista es lo apropiado y cuando no lo es. Llamo a reflexión sobre este tema para amar en altruismo, pero con una dosis saludable de egoísmo que mantendrá una integridad personal adecuada.

Casi todo el mundo cree que ser altruista es dar, satisfacerse y dejar de lado las propias necesidades y en lugar de ello darle más importancia a la de las de los demás. Yo lo veo de la siguiente manera: cuando tenemos en cuenta nuestras propias necesidades tomamos mejores decisiones sobre cómo hacer las cosas y nos damos cuenta que la mayoría de cosas no necesitan de nuestro sacrificio de pensamos creativamente como integrar las necesidades de los demás son hacer a un lado las nuestras.

Hermoso concepto es el de amar a costa de sí mismo. Pero en realidad uno insalubre.

Lo peor del caso es que llevamos varias generaciones enseñándolo a los niños ya todos, como si se tratara de algo deseable y admirable el carecer de límites sanos. Es una pena, pues con esto llevamos a muchas personas buenas, a encarcelarse a sí mismas en un mundo insostenible y de rigor tan alto y de altos grados de insatisfacción, porque no las hemos llevado a pensar a su visión altruista en un contexto salubre de evidente necesidad: la de preservar el bienestar propio además del de los demás!

Llevemos el caso de una madre que se auto-sacrifica a sí misma a diario para complacer a todos y luego no siente que ese hogar no le beneficia suficiente como para querer vivir feliz en él… ¿Por qué? Porque cada vez que va tomar una decisión ignora sus necesidades para ocuparse de los demás y luego solo se siente vacía sin entender ni por qué. Y dónde aprendió a portarse así consigo misma? En casa. Círculo vicioso. Con su vida ella también le enseñará a sus hijos a ignorarse y transgredir su propia integridad para satisfacer a otros. Todos terminarán insatisfechos y deprimidos si llegan a asumir que esta es la única opción que hay para vivir dignamente. Esta misma mujer podría intentar tener un nuevo criterio de discernimiento en sus decisiones y pensar que cualquier cosa que decida hace, debe como requisito incluir también sus necesidades propias en la ecuación de cómo las desempeñará. De esta manera la vida será agradable para ella y tendrá una sensación de gran gozo al servir a los demás. Se multiplicó el gozo en el lugar de crear uno a costa de sacrificar el propio. ¿Notan la diferencia?

El tema puede ser aplicado a la caridad por ejemplo. Si una persona está tratando de dar caridad y no se la da a sí misma, tiene esa sensación de no ser nada importante para nadie y su “dar” puede a veces ser una actividad que hace compulsivamente para poder sentirse valioso. ¿Se dan cuenta de la distorsión?

En cambio dar con altruismo es amale, pero tiene límites que se circunscriben a preservar el bienestar de todos y no el de unos cuantos. Esto es multiplicar el bienestar. Lo otro de auto-sacrificarse es dejar el saldo de “perder” de otro lado, pero al final alguien siempre pierde. Don esto no digo que dar es malo, sino que dar sin control y sin límites es insalubre y no multiplica el bienestar sino que cambia de lado el malestar.

Cabria también analizar al esposo que le compra todo lo que quiera a su esposa o hijo y se endeuda para complacerlos y luego se aflige por si deuda. ¿Es esta una forma sabia de dar con altruismo? No creo. Llámeme altruista sólo cuando el primer facto que he resuelto es dar bienestar a otros sin dañar mi proprio bienestar. Llámenme excesivamente altruista cuando el hecho de amar a los demás y ver por su bienestar lo coloco por encima de mi propio bienestar y con ello me daño a mí mismo.

No hay virtud en dañarnos a costa de ser bondadosos con otros. No hay virtud si lo único que se hizo es acomodar la pérdida de lado diferente de la ecuación. No hay virtud si no me respeto a mí mismo, mis necesidades y límites.

Caray, y tan buenos nos creíamos ¿no?

El tema de la ausencia de altruismo es fácil de ver, generalmente para todos os demás, excepto para uno mismo. Pero al menos generalmente siempre habrá alguien señalándonoslo, aunque por supuesto haremos un gran berrinche antes de admitir que tiene razón, ¡jajajaja!

Entendamos algo: el egoísmo no es maldad. Es una forma de instinto que sirve para cuidarse a sí mismo de manera que experimentos placer vivir en lugar de sufrimiento. ¿Qué tiene eso de malo? No lo es, si no lo convertimos en el único que importa. Entonces si lo dejamos de ver como “el malo de la película” entenderemos que un cierto grado de egoísmo no es más que natural y saludable de tener.

Caray y cuándo somos egoístas ¿Qué tenemos en mente? El bienestar propio en exclusiva, la clave es ser conscientes que el tema de tener en cuenta el bienestar propio no es malo, sino deja de tener en cuenta cómo le afecta lo que queremos a otras personas y qué necesitan ellas. ¡Una persona puede ser egoísta sin querer, simplemente por falta de consciencia, No por maldad!

El egoísmo de adulto tiene su raíz en la costumbre infantil de creer que el centro del mundo somos nosotros mismos. Por ejemplo: si tengo problemas para entender algo y evado hablar de las cosas para evitar conflictos (según yo) frecuentemente me comportaré egoístamente, porque no he acabado de darme cuenta que me paso encima del bienestar de otros al hacer las cosas como yo quiero: no es maldad, sino inconsciencia.

A veces hasta optamos por el egoísmo cuando vivimos en grupos familiares o sociales que favorecen el auto sacrificio; pues la impresión que causan, es que si no velo yo sólo por mi bienestar, otros me obligaran a “sus sacrificios”.

¿Cuándo aprendimos a ser egoístas? Seguramente sólo nos dejamos acostumbrar a pensar que lo más importante en el mundo éramos nosotros. Generalmente porque alguien nos amó tanto que se auto sacrifico silenciosamente (porque así se lo enseñaron que “debía” ser) Para ayudarnos o darnos, y con ello no nos ayudó a tener conciencia de que los demás también tienen necesidades que deben ser tomadas en cuenta. Y si sí llegamos a notar su sacrifico, tal vez nos haya parecido terrible tener que vivir en el auto sacrificio, incluso más allá de nuestras fuerzas y por ello consideramos que el egoísmo puede ser al menos, menos doloroso de vivir. Después de todo, si hay tantas personas dispuestas a auto sacrificarse, “mejor ellos que yo” pensará un niño… ¿Qué valor podría ver un niño en ser de esa manera, si implica tanta incomodidad para él?… y nosotros creyendo que les dábamos la mejor educación.

Se dan cuenta que si tenemos el exceso de Altruismo sólo podemos generar en nuestros niños actitudes egoístas o igualmente en exceso de altruismo, según el niño identifique qué es más tolerable para él como estilo de vida. A lo mejor opte por vivir una versión de alternar ambos conceptos según su tolerancia. Y si soy egoísta ¿Qué genero a mí alrededor? La misma sensación de que las necesidades que otros no son importantes sino sólo las mías cuentan. Entonces ¿Qué trabajo tiene el niño para complacer a papá o mamá, si sus necesidades no se cubren del todo? Cuando no se le permite elegir por sí mismo o dar su opinión solo porque “es chiquito”. ¿Y cuándo lo obligamos? Volvemos a generar nuevamente egoístas y/o auto sacrificados.

Entonces la manera correcta de modelar, vivir y enseñar esta virtud es abriendo el proceso de toma de decisiones a que se discuta las necesidades, gustos y preferencias de todos los implicados y se busque una forma creativa de generar soluciones que integren las necesidades básicas de todos sin sacrificar las de nadie.

Esta forma de tomar decisiones nos garantiza que el egoísmo se mantendrá en niveles saludables y el altruismo también.

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