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Valentía: equilibrio entre cobardía y temeridad

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Toda virtud es una composición de dos fuerzas opuestas que han alcanzado su equilibrio en la virtud. La vida tiene siempre polaridades y mediar entre ellas es el propósito máximo de nuestra existencia…

porque todo aquello que sea llevado a los extremos destruye, y solo en aquello donde encontremos el equilibrio, hallaremos paz y armonía.

La virtud de la valentía no es cualquier virtud. Ha sido llamada por muchos “La madre de todas las Virtudes” puesto que es a través de la valentía que “la verdad” tiene la posibilidad de salir a la luz, sin importar si duele o no, si nos conviene o no, si nos gusta o no. Solo LA VALENTIA puede ayudarnos a darle rienda suelta a la vida en su forma convencional, sin tener que recurrir a mentiras ni engaños a uno mismo para sobrellevarla.

Relacionarse íntimamente requiere de la valentía de ser vulnerables para poder desarrollar vínculo reales con los demás, por lo que esta virtud resulta ser clave para vivir.

En la infancia no tenemos identidad; solo “somos” y no entendemos muy bien cómo es que estamos aquí ni “quienes somos…”por eso no se ve prejuicios en ningún niño. A los niños no les preocupa ser “buenos” o “malos” ellos solo son quienes son. Ese dolor de “no ser buenos” o la “preocupación” por ser “malos” solo se instalan en ellos, mas tarde a consecuencia de la culpa o vergüenza que se les haya hecho sentir, cuando se comportaron destructivamente. Los prejuicios son una actitud aprendida de nuestros educadores y el miedo en que vivimos.

Con esto no quiero decir que todos los señalamientos que nos hicieron de niños eran equivocados, sino que muy posiblemente, gran parte de ellos, puede habérsenos hecho de la manera equivocada. Es una realidad el que la falta de virtud es una fuente de destrucción constante en el mundo, pero hacer sentir culpa o vergüenza a alguien por sus defectos, solo le alienta a reprimirlos y con ello su defecto pronto se volverá inconsciente.

La mente humana es algo increíble, consta de dos partes: la consiente y la inconsciente. En el consiente se almacena la información de “lo conocido por nosotros” y el inconsciente se almacena la información de la que hemos perdido consciencia o simplemente nunca hemos tenido. Esta información suele abarcar un sinnúmero de actitudes que son automáticas en nosotros. La fuerza la recepción la convirtió en hábitos que traemos de años pasados, convirtiéndolos en “reacciones automáticas” en el presente.

De esta cuenta, si nos ponemos a pensar que es lo que pueden haber en inconsciente es fácil dase cuenta que entramos a un lugar “obscuro” (porque no tenemos y a consciencia de lo que hay allí), donde se almacenaron los secretos de nuestra vergüenzas pasadas, de la culpa, la desarmonía y el dolor del pasado. Donde están todas las partes de lo que no nos atrevemos a admitir que somos por vergüenza o miedo al rechazo, porque las odiamos y rechazamos, como si no fuéramos nosotros mismos, a causa del rechazo que hemos sufrido en el pasado (especialmente la niñez), por ser así. Este conjunto de cosas es denominado en la psicología moderna “la sombra”.

Sabemos que nadie nace con virtudes, sino que las cultivamos y desarrollamos mientras maduramos a medida que tomamos consciencia de la importancia de tenerlas. Si entendemos que paso en el pasado, nos damos fácilmente cuenta que no se trata de un monstruo sino de un niño asustado y subdesarrollado lo que se encuentra en “la sombra”. La valentía nos dará la fuerza para hacernos consientes de ella y poder trabajar en nuestros defectos con aceptación y luego con educación para poder desarrollar virtud.

Ahora podemos entender por qué es tan difícil y doloroso admitir que tenemos un defecto cuando alguien nos lo señala, pues atenta con la idea que tenemos sobre “quiénes somos” y nos recuerda el rechazo y la dolorosa verdad que hemos estado escondiendo hasta de nosotros mismos, haciéndonos entrar a un proceso de duelo.

Un proceso de duelo se caracteriza por tener 5 partes:

La negación la etapa donde estamos intentando evitar entrar en contacto don la realidad.

La ira que es síntoma de que alguien o algo esta rompiendo nuestro concepto de nosotros mismos.

El regateo que es un intento de huir del dolor de entrar en contacto con la realidad.

La depresión que es el síntoma que cuando ya logramos entrar en contacto con ella. Y finalmente la aceptación cuando al fin aceptamos la realidad como y dejamos que nos transforme.

Esto explica por qué una persona frecuentemente se sentirá enojada, cuando le señales algún defecto, aun cuando lo que estés diciendo sea verdad.

Entonces si hemos de volvernos virtuosos algún día, tendremos que ser muy, pero muy valientes porque para lograrlo antes tendrá que salir a la luz todo lo que más nos ha avergonzado y dolió en el pasado.

La Virtud de la Valentía es el punto de equilibrio entra la cobardía de la temeridad que son los defectos por ausencia y por exceso.

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