En todo inicio de ciclo, temporada o de proyecto, es frecuente escuchar que se hacen planes y se trazan objetivos. Estadísticas recientes nos sugieren que entre 4 y 6 meses después de hacer los planes y trazar dichos objetivos, cerca del 91% de las personas habrá abandonado la ejecución de su plan y dejará de atender sus objetivos…
¿Por qué razón es tan frecuente que suceda esto? ¿Le ha pasado a usted alguna vez?
Investigadores del comportamiento humano nos informan que esta estadística está compuesta por 4 factores que contribuyen a ella:
1 Ambigüedad o falta de claridad en los objetivos y metas.
2 Ambivalencia o falta de compromiso y de decisión por alcanzarlos.
3 Desidia o falta de esfuerzo y/o dedicación para la realización de las tareas necesarias.
4 Uso del tiempo para hacer trivialidades.
Estos 4 problemas tan frecuentes impactan en conjunto a más del 90% de las personas bien intencionadas, que aspiran avanzar por la vida y lograr sus objetivos, manteniéndolas en un círculo vicioso de improductividad.
¿Qué puede hacer una persona para dejar de formar parte de esta estadística tan triste? Maestros del desarrollo humano nos enseñan que la única forma es trabajando en desarrollar las cualidades y hábitos que contrarrestan estos 4 destructivos vicios:
• Para liberarse de la ambigüedad, corresponde acostumbrarse a expresar con toda claridad las cosas; esto implica sobreponerse al temor de que se nos exija ser responsables. Cuando hay claridad sobre lo que se debe lograr es mucho más fácil que se nos exija responsabilidad sobre nuestro trabajo personal, familiar o profesional.
• El liberarse de la ambivalencia implica aprender a tomar decisiones verdaderas y a comprometerse enteramente con la causa; esto se logra con mucha disciplina para mantenernos moviéndonos en la dirección correcta, sin cambiar la decisión únicamente porque fluctúan nuestras emociones al respecto del objetivo o del obstáculo que encontremos para alcanzarlo.
• Liberarse de la desidia implica desarrollar la habilidad de auto motivarse para actuar correctamente y de ejercer liderazgo sobre nuestras vidas para exigirnos calidad en las cosas que hacemos.
• Finalmente, liberarse del improductivo hábito de hacer trivialidades con el poco tiempo que tenemos, se alcanza con auto observación para detectar cuando estemos usando el tiempo para cosas que están desalineadas con nuestros verdaderos intereses y objetivos, y con la disciplina y poder personal para dejar de hacer eso y más bien poner nuestra atención en las cosas que sí son importantes.
Claridad, Compromiso, Motivación y Disciplina se convierten entonces en los pilares del éxito, que otorgan a una persona el poder de conquistar aquello que se proponga.
Llegó la hora de meditar en este ciclo que estamos comenzando y a la luz de estos 4 pilares, atrevernos a soñar en el mejor y más productivo año que podamos concebir.
Alejandro Larrave
alarrave@motoresymas.com