Las emociones son un efecto, que experimentamos a partir de pensamientos con los cuales conceptualizamos lo que ocurre en nuestra vida, “la historia que nos contamos” nosotros mismos, de acuerdo a nuestra forma de pensar acostumbrada. Por lo mismo, podemos entender que experimentar una emoción u otra es una cuestión que se puede dirigir a propósito.
¿A qué me refiero? a que no podemos ver siempre las cosas tal y como son y a veces, nos contamos historias que no son ciertas, razón por la cual experimentamos miedo, tristeza, enojo, culpa, vergüenza, etc.
Las emociones no son malas en sí mismas, son un sistema información sobre nosotros mismos y podemos usarlas para entendernos y evolucionar la forma en que conceptualizamos el mundo y lo que vivimos.
Las emociones destructivas tienen su origen en un punto de vista equivocado, pensamientos distorsionados cuyo efecto en el cuerpo es una emoción… Lo interesante es entender que la forma que tengan no es definitiva, si no estamos aferrados a la forma de pensar que las causa.
Si cada vez que tenemos emociones negativas nos apuramos a tomar el asunto como algo que debemos comprender, seguro viviremos en paz más tiempo y nos desgastaremos menos en cada parte de la vida en que nos toque dejar ir o cambiar.
Silvia Larrave
Del libro “En Busca de la Ecuanimidad”
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