La vida es corta, pero a veces la vivimos como si fuéramos a vivir para siempre. La malgastamos en esperas inútiles o en vivencias que ni siquiera nos agradan, como por no dejar de vivir en la fantasía de nuestras ilusiones o simplemente…
la ponemos en “pausa”, es decir, evitando tomar decisiones basadas en lo disponible en el presente, como con la esperanza de que “se compongan nuestras opciones” o de que “alguien las componga por nosotros”. Otras veces pensamos que ya tomamos una decisión y a la primera oportunidad la dejamos tirada. Entonces, ¿era decisión o no era?
Las decisiones tomadas “a medias” o “evadidas” son causa de sufrimiento a corto, mediano y largo plazo, para ti mismo y todos los involucrados en ellas. Aprendamos a tomar decisiones para poder pasar “de establecer preferencias” a “tomar una decisión con mente y corazón unificados”.
Pues todo lo que decidas hacer o dejar de hacer, tendrá un impacto directo en la calidad de tus vivencias.
LOS SÍNTOMAS DE UNA DECISIÓN QUE TODAVÍA NO ES DECISIÓN INCLUYEN:
A. Inconsistencia en tu decir-hacer.
B. Inconstancia en la ejecución.
C. Falta de compromiso con los resultados.
D. Auto sabotaje de la ejecución.
E. Vacilación y demoras en la ejecución.
F. Resistencia emocional a tomar las acciones necesarias.
G. Resentimiento y reclamos de otros hacia nosotros.
SÍNTOMAS DE QUE NECESITO TOMAR UNA DECISIÓN Y NO LA HE TOMADO:
A. Me siento víctima de las circunstancias.
B. Lo que me gustaría no está disponible realmente, ni lo ha estado por mucho tiempo; y si depende de otros no me he asegurado de que ellos desean colaborar para que llegue a estarlo.
C. Esto yendo y viniendo de la misma situación incómoda una y otra vez.
¿CÓMO PUEDES TOMAR VERDADERAS DECISIONES?
a) Fíjate bien en todo lo que esta situación sobre la que estás decidiendo te hace sentir, pues allí está la clave para que entiendas cuáles son tus necesidades al respecto.
b) Pregúntate primero, ¿Qué es lo que quieres? ¿Y si esa opción está realmente disponible en el presente?.
c) Si lo que te hubiera gustado no está disponible, pregúntate, ¿Si depende de ti o no?; observa cuáles son tus opciones reales y decide entre esas lo qué quieres. O bien, piensa ¿Qué podrías hacer para que la opción que deseabas legue a estar en tu vida en un futuro?. (Con eso no quiero decir que te empeñes a que otro cambie de opinión para que la opción se haga disponible, sino que encuentres una forma en ti mismo que podría dar como consecuencia que esta opción llegue a estar en tu vida aunque no incluya a las mismas personas).
d) Pregúntate ¿A quiénes afecta está decisión? ¿De qué manera?
e) Si tomo esta opción o la otra ¿Cuáles son los posibles efectos a corto, mediano y largo plazo para todos los implicados?
f) Cuál es la opción que más me atrae, y por qué me atrae?
g) ¿Es sabia esa decisión a largo plazo?
h) ¿Qué necesidades mías y de otros debo incluir en el método que usaré para entrar en contacto con los resultados que deseo?
i) ¿A cuánto estoy dispuesto para alcanzar la meta de mi decisión?
j) ¿Es sostenible a largo plazo el método que escogí para ejecutar mi decisión?