En otras oportunidades hemos hablado sobre la importancia de profundizar en una reflexión que nos permita conocernos bien a nosotros mismos y por ende alcancemos a saber claramente qué resultados son los que deseamos para nuestra vida. Una vez alcanzamos conciencia …
de estos resultados que pretendemos alcanzar, el paso siguiente es enfrentarnos a una nueva y más compleja reflexión. Esta vez se trata de comprender que cualquier cosa que sea que deseamos, nunca será alcanzada sin implementar los hábitos que la puedan causar.
El verdadero problema llega cuando sabemos que deseamos algo, inclusive comprendemos que alcanzarlo necesita hábitos nuevos, pero nos damos cuenta que implementarlos nos saca por completo de nuestra zona de confort. Nos resulta poco atractivo hacer aquello, hasta es posible que lo encontramos totalmente desagradable.
Este conflicto interior, precisamente es uno que marca la diferencia entre quienes logran lo que desean y quienes fracasan en conseguirlo.
Después de estudiar la vida de grandes maestros, personas que en su vida alcanzaron a conquistarse a sí mismos y con ello pudieron cosechar innumerables éxitos; resulta curioso que la gran mayoría de estas personas sentía este mismo desagrado y conflicto interior cuando se encontraba teniendo que tomar una decisión entre nuevos hábitos y viejas costumbres.
Fueron estos maestros del éxito, quienes precisamente por sentirse desagradados, desconcertados y desmotivados por estas actividades que les llevarían en la dirección correcta, decidieron convertirlas en un hábito, ya que al hacerlo finalmente podían estar seguros de que estas actividades se llevarían a cabo y dejarían de provocar desasosiego, pasando más bien a formar parte de esas cosas que cotidianamente alcanzan a culminarse sin mayor esfuerzo.
Debo reconocer que esta idea me ha resultado retadora de integrar y comprender en profundidad, siempre supe que estas personas exitosas se esforzaban mucho por avanzar hacia sus objetivos, nunca pensé que obtuvieran su éxito sin esfuerzo, sin embargo por mucho tiempo ignoré que este esfuerzo precisamente era el de desarrollar suficiente poder personal como para conquistarse a sí mismos y sobreponerse a sus propias flaquezas y berrinches.
Después de haber meditado sobre esta impactante pero inspiradora verdad, podemos enfrentarnos a nosotros mismos con una actitud desafiante, una que nos haga pensar dos veces si vamos a perpetuar estas viejas costumbres que sabemos son la causa de los no tan grandiosos resultados que hemos tenido, o si más bien, pese a lo poco cómodos y desmotivados que nos podamos sentir ante estos hábitos nuevos, buscaremos exhaustivamente en nuestro interior sin detenernos con la única misión de sacar fuerzas de flaqueza impulsadas en un sentimiento de amor y deseo ardiente que nos devuelvan el poder de dirigir nuestra vida en la dirección de nuestros sueños.
Aceptemos pues el desafío de conquistarnos a nosotros mismos!
Alejandro Larrave
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