Ningún líder nace ni se hace en un día. El liderazgo es un camino de largo plazo y, aunque algunas personas tienen de nacimiento algunas características y fortalezas propias de un líder, siempre es necesario que continúen un extenso camino de mejora continua y desarrollo progresivo, si aspiran a llegar a ser maestros del liderazgo. Cualquiera que desee elevar su nivel de influencia sobre otras personas debe atravesar este largo y transformador proceso.
Los líderes entienden que el liderazgo, la integración de equipos y organizaciones no ocurren como un evento, sino como un proceso de muchos años.
Las fases que toda persona en desarrollo de su liderazgo atraviesa son:
- Ignorancia de la necesidad: La mayoría de las personas no entienden el valor y la importancia del liderazgo; creen que éste es un tema para unos pocos y usualmente la gente no cree que se trate de algo que se puede estudiar y aprender. Ignoran cuán relevante es realmente aprender a influenciar efectivamente a otras personas. No se han dado cuenta que si no aprenden a influenciar, su opinión será muy poco relevante para quienes los rodean en casi cualquier aspecto de la vida, tanto personal como profesional.
- Conciencia de la necesidad: Por lo general, en algún momento la vida nos coloca en una posición en la que tenemos que dirigir a otros, miramos a nuestro alrededor y nos damos cuenta que nadie nos está siguiendo. Esto trae usualmente consigo un sentimiento de frustración y enojo. Nos damos cuenta que estar a cargo no es lo mismo que ser un líder. Esto nos lleva a darnos cuenta que necesitamos aprender a dirigir, lo cual permite que el proceso pueda comenzar.
- Valoración y búsqueda: Llega el momento en que aprendemos a valorar realmente lo que significaría para nuestras vidas llegar a ser buenos líderes. Esto ocurre, por lo general, en medio de la búsqueda por alcanzar metas y lograr objetivos. Nos damos cuenta que nos falta mucha más influencia y eficacia como líderes, si realmente queremos alcanzar nuestras metas más importantes. Nos esforzamos mucho, nos desgastamos, pero falta más. Este momento nos abre a buscar conocimiento en diversidad de fuentes como conversaciones con otros líderes, libros, audiolibros, videos, conferencias, talleres y seminarios de liderazgo.
- Compromiso y desarrollo progresivo: Cuando reconocemos nuestra falta de destreza y realmente estamos comprometidos con la mejora, comenzamos una disciplina diaria de crecimiento en liderazgo. En este momento nos convertimos en aprendices del liderazgo y aceptamos esto como una condición “permanente”. Invertimos constantemente (por años) nuestros recursos en entrenamiento y conocimientos adicionales, lo que nos lleva a que, inevitablemente, cultivemos con el pasar del tiempo mayor influencia, competencias que nos harán muy eficaces y mucha sabiduría.
- Maestría de Liderazgo: Avanzada la fase 4 es posible que seamos ya líderes muy buenos, sin embargo aún estaremos pensando muy bien cada acción y decisión que tomemos. Sin embargo, en la fase 5, nuestra capacidad de dirigir e influenciar será casi instantánea, pues se habrán desarrollado grandes instintos y competencias en nosotros. Este es el momento de mayor recompensa, pero la única forma de llegar aquí es pagando el precio y desarrollando progresiva y diariamente nuestra capacidad como líderes.
Alejandro Larrave
“La capacidad de desarrollar y mejorar las destrezas personales es lo que marca la diferencia entre los líderes y sus seguidores”
Warren Bennis (1925 – ) Autor, consultor y académico norteamericano