Un líder puede acelerar su éxito con responsabilidad y positivismo, contagiando a sus seguidores para alcanzar su meta.
Toda organización que pretende funcionar, alcanzar ciertos objetivos y avanzar en la dirección correcta, necesitará “impulso” como ingrediente clave.
Comúnmente, se acepta decir que impulso es la Fuerza o empuje con que se produce un movimiento o con que se desarrolla algo. Resulta fácil, entonces, comprender que para lograr que una organización se mueva en la dirección correcta y se desarrolle adecuadamente se necesita de esta fuerza o empuje. Ahora la clave de esto es no confundirse pensando que este impulso se logrará simple y naturalmente por tener personas reunidas trabajando para la organización. Con alguna frecuencia, se tiene a las personas, recursos de todo tipo y hasta una buena y clara visión, pero aún así no se avanza y la organización no consigue vivir el éxito.
Entonces, ¿cómo se logra crear esta tan necesaria y poderosa fuerza que sí nos garantiza logros reales?
Los expertos y maestros del liderazgo nos sugieren tomar en cuenta los siguientes puntos, cuando de generar impulso se trata:
EL IMPULSO ES LA RESPONSABILIDAD DEL LÍDER
Nadie más puede hacerse cargo de esto, pues sólo el líder conseguirá que los miembros del equipo trabajen juntos, alineados y coordinadamente, sumando sus esfuerzos de una forma que existan, cuando menos, pequeños avances.
TODO EMPIEZA CON PEQUEÑAS VICTORIAS
Desarrollar un equipo es saber llevarlo de menos a más. Esto significa que es importante aprender a celebrar pequeñas victorias en equipo. Cada acción que contribuya con avance debe ser reconocida, para que resulte notorio para todos lo que es valorado y lo que el líder busca.
SERÁ NECESARIO COMBATIR EL IMPULSO NEGATIVO
El líder deberá lidiar con fuerzas que se contraponen al avance. Las hay en muchas formas, por ejemplo: Resistencia al cambio: miembros del equipo que tienen influencia negativa, miembros desmotivados, etc. Será responsabilidad del líder encarar, gestionar y negocias las condiciones propicias para que exista alineación de los miembros del equipo con las acciones que producen resultados. En muchos casos, esto puede implicar remover miembros del equipo que no responden oportunamente o no se alinean.
ES MÁS FÁCIL CONDUCIR EL IMPULSO QUE INICIARLO
Hacer que la rueda comience a girar puede tomar muchísimo esfuerzo y mucho tiempo. Se trata de lograr aclarar, más allá de toda duda, la manera en que se debe actuar para que se produzca sinergia. Muchas organizaciones o equipos tienen que entrenar, mucho antes de lograr que exista coordinación y orquestación. Es necesario tropezarse, incurrir en pérdidas o problemas, para poder aprender de ellos y consolidar al equipo, de forma que esté listo para moverse con eficacia.
EL IMPULSO ES EL AGENTE DE CAMBIO Y ACELERACIÓN MÁS PODEROSO
Cuando se logra impulso todo es más fácil, las personas ponen mas atención al avance y a lograr más victorias, que a los pequeños problemas que surgen y el desempeño que tienen todos los miembros de equipo mejora por la inercia del impulso.
EL IMPULSO COMIENZA DENTRO DEL LÍDER
La escritora Eleanor Doan comentó, “No se puede encender un fuego en otro corazón, hasta que el suyo no se encuentre ardiendo.” El líder de equipo debe de mantener clara su pasión y determinación por el avance y por el ritmo que desea que el equipo alcance, para poder contagiarlo a sus seguidores.
Alejandro Larrave
alarrave@motoresymas.com
“Lo más importante que puedes hacer para alcanzar tus metas es asegurarte, que tan pronto las hayas establecido, comiences a crear impulso”
Anthony Robbins (nacido 1960) es un autor, conferencista, empresario y experto en desarrollo humano de los Estados Unidos de América.