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Construyendo el propio destino con el poder de la conciencia

Con frecuencia he escuchado personas comentar al respecto del destino, como si se tratara de algún punto en donde estamos ya programados a terminar. Me resulta muy curioso, porque una cantidad gigantesca de personas creen que ya su futuro está escrito de alguna manera y no hay nada que se pueda hacer al respecto…

En lo personal, soy creyente de lo contrario. Grandes maestros nos sugieren dar el paso y tomar el control de la propia vida para lograr resultados excepcionales que muchas veces parecían impensables.

Estos maestros con su ejemplo, nos han enseñado que la diferencia más básica que hay entre las personas que logran grandes cosas y las que no lo hacen, son los hábitos que tienen. Con esto nos demostraron que los resultados pobres o mediocres, son causa de hábitos alineados con pobreza y mediocridad. Así mismo, alcanzar grandes cosas en la vida, depende básicamente de vivir con hábitos que causan grandeza, crecimiento y abundancia.

Pero, si es tan simple, ¿por qué no hay más gente implementando hábitos que lleven al éxito? La respuesta a esto nos invita a reflexionar.

Las estadísticas de investigadores psicólogos, muestran que de cada 100 personas que pretenden instalar un nuevo hábito en sus vidas, 94% fracasa en los primeros 20 días de intentarlo. ¿No es esta estadística simplemente horrible?

Al estudiar la causa de estas tristes cifras, se descubre que los seres humanos que no logran ejercer el poder suficiente sobre sí mismos para implementar un nuevo hábito, fallan debido a que carecen de la conciencia necesaria para hacerlo. Pero, ¿qué es esta conciencia? ¿de dónde proviene? y ante todo, ¿cómo se desarrolla?

Lo primero que debemos comprender, es que todas las personas poseemos algún grado de esta conciencia en cada una de nuestras facetas de vida. Es decir, usualmente tenemos diferente nivel de conciencia en nuestras relaciones personales, que la que tenemos en relación a nuestra profesión u oficio o la que tenemos en relación a la situación política del lugar donde vivimos, etc.

Al comprender esto, notamos que la conciencia se mide en niveles y algunos expertos los han enumerado y catalogado en 7 pasos ascendentes que se presentan a continuación:

Conciencia animal: Esta es la forma más básica de conciencia que cualquiera tiene y adquiere por el simple hecho de estar vivo. Es la conciencia mínima que podemos tener en cualquier faceta de nuestra vida.
Conciencia de masa: Es la más frecuente en la mayoría de personas que habitan el mundo. Es posible que algunas facetas de vida aun estén con este nivel tan limitado de conciencia. Se puede reconocer que se está a este nivel cuando uno hace las cosas que hace por que las demás personas también las hacen de esta manera y así nos habituamos a hacerlo.
Conciencia de inspiración: Se reconoce cuando nuestras acciones se derivan de haber encontrado inspiración en una buena idea y haberla seguido.
Conciencia de individualidad: Se reconoce cuando nos damos cuenta de que no somos como los demás y que tenemos aspiraciones y objetivos personales, que nos motivan a actuar de cierta manera.
Conciencia de Experiencia: Se reconoce cuando hemos vivido experiencias que nos dejan huella y nos ofrecen la certeza de saber lo que deseamos y buscamos.
Conciencia de Disciplina: Se reconoce cuando ya adquirimos el poder de tomar decisiones y tenemos la capacidad de ser firmes en sostenerlas. Este es el punto en que una persona ya puede instalar un nuevo hábito en su vida exitosamente y romper con la horrible estadística antes mencionada.
Conciencia de Maestría: La maestría se da cuando una persona ha alcanzado a dominarse a sí mismo por completo y se encuentra en pleno uso de su poder y energía para dirigirlo en la dirección que desea.

Reflexionar cuidadosamente sobre estos 7 niveles de conciencia y sobre qué nivel tenemos actualmente en cada una de las facetas de vida de nuestro interés, nos ofrece la posibilidad de adquirir la inspiración necesaria para avanzar en busca de la disciplina necesaria para llenar nuestra vida de hábitos que van en la dirección que deseamos y con los cuales podemos construir el destino de nuestra elección.

Alejandro Larrave
[email protected]

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