SUSCRÍBETE AL CANAL CON EL MEJOR CONTENIDO DEL SECTOR AUTOMOTRIZ

Servicio menor vs. servicio mayor: ¿Cuál es la diferencia real?

En el mantenimiento automotriz, tanto el servicio menor como el mayor son indispensables para asegurar la salud y el rendimiento de tu vehículo, pero la profundidad de revisión es muy diferente.
Estos términos tienen su origen en el automovilismo de resistencia, donde los equipos realizaban intervenciones rápidas o profundas para que los autos soportaran 24 horas de carrera. Con el tiempo, esa lógica de mantenimiento se adaptó a los vehículos de uso diario, estableciendo revisiones periódicas para prevenir averías y mantener la seguridad.

Tabla de contenidos

¿Qué es un servicio menor y qué incluye?

El servicio menor se enfoca en las necesidades básicas y recurrentes del motor, asegurando que sus funciones esenciales se mantengan en óptimas condiciones.

  • Cambio de aceite y filtro de aceite – Usar el aceite con la viscosidad y especificaciones correctas del fabricante es clave para una lubricación eficiente y protección contra el desgaste prematuro. Cambiarlo a tiempo evita acumulación de residuos y mantiene limpios los conductos internos.
  • Cambio de filtro de aire – Este componente es el “pulmón” del motor. Un filtro limpio permite que el motor reciba aire libre de impurezas, garantizando una combustión más eficiente. No basta con soplarlo para “limpiarlo”: lo recomendable es reemplazarlo para mantener un flujo de aire constante y evitar pérdida de potencia o aumento en el consumo de combustible.

¿Qué es un servicio mayor y qué incluye?

El servicio mayor es una revisión profunda que se recomienda hacer con menos frecuencia.
Su objetivo es identificar y reemplazar componentes que se desgastan con el tiempo para prevenir fallas mayores y más costosas.

Para recordarlo, solo debes pensar en tres tipos de cosas a revisar: las de hule, las de desgaste y los fluidos.

1. Partes del motor y fluidos

  • Aceite y filtro de aceite: Al igual que en el servicio menor, es la base de todo.
  • Limpieza del cuerpo de aceleración y de inyectores: Una limpieza adecuada de estos componentes mejora la respuesta del acelerador y la eficiencia del combustible.
  • Revisión y reemplazo de fajas y mangueras: Con el tiempo y los cambios de temperatura, las mangueras de hule se estiran y agrietan, lo que puede causar fugas. Las fajas de distribución y accesorios también tienen un tiempo de vida útil y es crucial revisarlas para evitar roturas que pueden dañar gravemente el motor.
  • Bujías: Las bujías no son eternas. Revisar su estado y reemplazarlas según las especificaciones del fabricante (cada 35,000 a 100,000 millas) es vital para mantener una buena chispa en el motor.
    Evita la tentación de limpiarlas con un cepillo de alambre, ya que son piezas desechables.

2. Frenos, suspensión y dirección

  • Frenos: Revisa el fluido de frenos, el cual es corrosivo y necesita ser cambiado periódicamente. También es indispensable inspeccionar el grosor de las pastillas, las zapatas y los discos.
    Un grosor mínimo de 22 mm en los discos es un estándar mundial para garantizar tu seguridad.
    No escatimes en este punto, ya que tu vida y la de tus acompañantes dependen de un sistema de frenos en perfecto estado.
  • Transmisión (manual): Revisa los bujes de la palanca, los cables de cambio y el sistema de embrague, ya sea por cable o hidráulico.
  • Suspensión: Haz la prueba del «viejito». Presiona cada esquina de tu vehículo y observa si la suspensión rebota y se asienta rápidamente. Un rebote excesivo puede indicar un problema en los amortiguadores.
  • Dirección: Con el carro apagado, mueve el volante ligeramente de un lado a otro y fíjate si las llantas responden de inmediato. Si el volante se mueve sin que las llantas lo hagan, podría haber juego en los componentes de la dirección.

3. Eléctrico, seguridad y carrocería

  • Luces y señalización: Revisa todas las luces de tu vehículo: altas, bajas, intermitentes, de freno y las del tablero. Asegúrate de que todas funcionen correctamente.
  • Luces del tablero: Nunca ignores una luz de advertencia en el tablero, especialmente la del check engine. Un escáner te dará la información necesaria para diagnosticar cualquier problema en el cerebro de tu carro.
  • Neumáticos: Revisa la vida útil de tus llantas y asegúrate de que tengan el grosor adecuado.
    Es una polémica común, pero recuerda que el 75% del frenado de tu vehículo recae en las llantas delanteras, que además son las que dirigen, por lo que las nuevas siempre deben ir adelante.
  • Batería y fusibles: Limpia los bornes de la batería para evitar la corrosión y el sarro que pueden causar un cortocircuito. Revisa el estado de los fusibles.
  • Cinturones de seguridad y bolsas de aire: Aunque no se reemplacen con frecuencia, asegúrate de que estos sistemas de seguridad funcionen correctamente, ya que están diseñados para salvar tu vida en caso de un accidente.

¿Por qué el mantenimiento preventivo es más importante que el correctivo?

El mantenimiento automotriz debe ser preventivo y no correctivo.
Un servicio mayor es una inversión a largo plazo que puede ahorrarte problemas y gastos mucho mayores.
Hacer una revisión a tiempo evita que un detalle menor se convierta en una avería costosa o, peor aún, en un accidente.

Recuerda: la mecánica preventiva cuida tu bolsillo y te da seguridad.
¿Tú ya revisaste tu carro?

Publicaciones relacionadas

Artículos recientes

Categorías