Finalizó la travesía más importante del mundo de los vehículos. La competencia arrancó con 185 motos y terminó con 97. El Rally Dakar 2012 llegó a su fin, en la ciudad de Lima, Perú. Tras quince días de duras competencias, corriendo al extremo sobre los suelos de Argentina, Chile y Perú.
En la categoría de las motos, el francés Cyril Despres logró consagrarse como campeón del Rally. A bordo de su KTM finalizó en el primer lugar. Segundo arribó el español Marc Coma también con KTM y tercero el portugués Helder Rodrigues con Yamaha.
Dos de los pilotos latinoamericanos más importantes de motos quedaron fuera en la misma etapa. Francisco López y Javier Pizzolito se cayeron en el octavo parcial y abandonaron la carrera. El chileno Chaleco había dado una muestra más de su temple al recuperarse de las graves heridas sufridas a comienzos de 2011. Incluso ganó la corta etapa inicial. Pero una nueva caída en la octava jornada lo dejó fuera de competencia. El pinamarense Pizzolito, que viajaba con una mano lastimada, también rodó aquel día: se fracturó el brazo derecho y el fémur izquierdo, y su sueño de concluir como el mejor argentino por segundo año seguido quedó frustrado. El francés Cyril Despres le sacó ventaja a Marc Coma; desequilibró el duelo luego de su cuarto triunfo contra tres del catalán. Ese dúo viaja a otro ritmo que el resto de los motociclistas.
El piloto nacional Francisco Arredondo abandonó su participación en el Rally Dakar 2012, luego de sufrir serios inconvenientes en sus últimas etapas. En la octava etapa, Arredondo sufrió una fuerte caída, pero aún así se presentó para la novena etapa, que se corrió entre Antofagasta e Iquique, en Chile. En esta prueba Arredondo sufrió un nuevo accidente al explotar una llanta de su moto KTM, tras chocar con una piedra luego de 199 kilómetros recorridos. El piloto guatemalteco ocupaba el puesto 54 hasta la octava jornada. Esta es la quinta ocasión en que Arredondo abandona el Rally Dakar, que se disputa por tercera vez en América. Su mejor participación fue el año pasado, donde finalizó en el puesto 38.
Como en todo evento masivo, siempre hay una porción de adrenalina y una de dinero; es por esto (más que por la seguridad de la organización y los competidores) que el Dakar sigue de este lado del charco, en el sur del continente americano.
Al contrario de los años en África, cuando debía aportar dinero a los países que atravesaba, la compañía ASO (dueña del diario francés L’Equipe y organizadora de varias competiciones ciclísticas entre otros emprendimientos) le cobra a cada país sudamericano “unos cinco millones de dólares por gobierno” para traer su maratón a estos suelos. Cotiza el sitio de largada, el lugar de llegada y el campamento del día de descanso. Además, ASO comercializa publicidad, derechos de televisión y les cobra una jugosa inscripción a cada piloto y a los equipos. La prensa también debe abonar para ser incluida en la caravana. Esto hace pensar que la competencia soñada por Thierry Sabine cuando se perdió en un desierto africano a fines de la década del ’70 tendrá larga vida en Sudamérica.