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EFICIENCIA

AUSENCIA: INEFICIENCIA

DEFECTO POR EXCESO: EXCESO DE

 

Eficiencia:Efectividad, utilidad, capacidad, aptitud de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado optimizando los recursos y maximizando los resultados.

A diferencia de la eficacia, que sólo repara en el logro de una meta; la eficiencia implica que se haya explotado al máximo los recursos y se hayan maximizado los resultados.

Tenemos una idea de las cosas que implica que seremos eficaces, pero ¿estamos siendo realmente eficientes en nuestro trabajo?, ¿en nuestras relaciones?, ¿en nuestro hobby?, ¿en…?

Las personas eficientes no sólo logran resultados, los logran de manera que los recursos invertidos son los mínimos y los resultados los máximos. Su intención va más allá de simplemente entregar un resultado. Su atención a la relación entre recursos invertidos y resultados les vuelve eficientes. Cometen menos errores, pierden menos tiempo, integran las formas de trabajo a una meta adicional: la de optimizar los recursos.

Sus cálculos les hacen atentos a entender cómo sacar de los resultados, el máximo posible aprovechando a cada recurso. Las personas eficientes no dudan en invertir tiempo y esfuerzo en probar y lograr a partir de mejores mezclas. No escatiman esfuerzo en lograr lo mejor que puedan. Invierten el tiempo que sea necesario en estudiar la relación de los recursos y los resultados y no descansan hasta mejorar sus resultados una y otra vez.

Generalmente, son los que lideran el cambio y los que proponen mejoras continuas; son muy apreciados por quienes les ofrecen oportunidades laborales y quienes reciben el mayor reconocimiento al desempeño. Trabajan, no más duro, sino más inteligentemente.

Las personas eficientes no son eficientes por casualidad, sino por una actitud que les guía y automotiva; son observadores apasionados de sus procesos y las relaciones entre recursos y resultados.

Las personas con ausencia de esta virtud no contemplan en su ecuación los recursos.

Los usan para lograr el resultado mínimo, pero no encuentran en su trabajo presión por lograr más con los recursos. Las personas ineficientes pueden entregar resultados, pero si lo hacen, lo hacen con niveles grandes de desperdicio.

Algunas veces, su descuidado trabajo logra con su esfuerzo un mínimo de resultados, pues no hay en ellos motivación para encontrar mejores formas de hacer las cosas; a veces, porque son temerosos de probar nuevos métodos y otras, simplemente porque su prioridad es la de estar cómodos y viven bajo la ley del mínimo esfuerzo.

Son mediocres y responden sólo a la presión de otros para mejorar su desempeño. Agregan valor a las empresas que les contratan, pero sólo lo mínimo aceptable.

Ellos no cuidan a la institución para la que trabajan. Se puede ser ineficiente aún, sin tener la intención de serlo, pues al principiar a hacer algo, suele suceder que no hemos dominado lo suficiente los procesos o las relaciones entre recursos y resultados como para optimizarlos. Sin embargo, hay personas que son ineficientes por su actitud.

Pueden pasar mucho tiempo haciendo algo, pero con frecuencia, sólo les interesa mantenerse cómodos y velar por sí mismos y por eso, su atención rara vez va a los detalles o a la optimización de recursos.

El defecto por intentar exagerar esta virtud corresponde a varias posibles razones:

  • Por intentar convertir la eficiencia en una fachada al servicio del ego para usarla a favor de conseguir beneficios materiales o favores adicionales o vanagloriarse de la reputación que les confiere la eficiencia.
  • Por miedo excesivo a ser ineficientes lo cual lleva a sobre-compensar los esfuerzos personales invertidos en la relación entre recursos y resultados, en detrimento de la persona que ejecuta la tarea, llegando a una relación poco sana de inversión de sí mismo, por identificar la eficiencia como su valor personal y basar de manera poco sana la autoestima en ello. Probablemente, a veces, por seguir intentando obsesivamente mejorar la relación inversión-resultados, por no notar que ya se topó esa relación y, a causa de una baja autoestima, seguir intentando establecer una mejor forma indefinidamente.

Como siempre, la virtud requiere equilibrio entre lo que se invierte y el resultado, tanto como el resultado requiere de conocer y de invertir en el análisis de los procesos, siempre manteniendo la relación adecuada entre lo que debe ser invertido y cosechado como resultado.

Lo que es una inversión extra, no debe convertirse en la regla, pues, de lo contrario, aunque parezca eficiente lo que se logró, se vuelve ineficiente si está en detrimento de la salud del intercambio entre la persona que lo consigue y la institución que lo recibe.

Silvia Larrave

www.silvialarrave.com

info@silvialarrave.com

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