“Es una actitud en la que el sujeto asume el pleno control de su conducta vital de modo activo, lo que implica la toma de iniciática en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad no significa sólo tomas la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decir en cada momento lo que queremos hacer cómo lo vamos a hacer.”…
Ciertamente la vida tiene muchas cosas vueltas y sus resultados son en alguna medida impredecibles, sin embargo existe una virtud que nos puede ayudar a darle dirección a la vida en función de nuestras aspiraciones. Me refiero a la proactividad. Tendría que decir que esta virtud es una singularidad y no es muy común. Es ésta precisamente un distintivo entre la gente que vive su vida con propósito y la gente a la que la vida es algo que “le sucede”.
Una persona proactiva sobe que de entrar en una crisis, su momento de actuar sigue abierto y trae con ella acciones y planes estratégicos que ejecuta en función de alcanzar sus metas. No se desmorona si las cosas no salen como las ha planeado, ni cae ante la tentación de dejarse alterar permanentemente por las circunstancias. Se siente dueño director de su vida y sabe que la acción es el único mecanismo que le ayudaría a alcanzar sus metas.
La persona proactiva es además perseverante y trata de saber de antemano su ruta. Se prepara cuidadosamente procurando anticipar los obstáculos que encontrará en su camino y diseña un plan que ejecutará, sin perder de vista que si los obstáculos lo requieren, será necesario ajustarlo. La persona proactiva toma la iniciativa en su vida y subordina sus emociones a los valores e inalterablemente en sus metas.
Su conducta es un resultado directo de sus decisiones, no de sus condiciones. Es completamente responsable y repara sus errores y flaquezas sin que nadie se lo requiera. Toma la iniciativa en todos los aspectos de su vida, recurre a la clama para pensar y dirigir su vista lejos para ver venir las cosas.
Determina su felicidad y la persigue activamente. Centran sus esfuerzos en el círculo de influencia: se dedican a aquellas cosas con respecto a las cuales puede hacer algo. Su energía es positiva, con lo cual amplían su círculo de influencia. Las personas proactivas saben planear y priorizar su vida adecuadamente, tienen una visón preventiva y se enfocan en sus oportunidades.
La ausencia de esta virtud se puede apreciar en las personas reactivas. Estas personas son de manera pasiva, espectadores de lo que pasa. No sienten ningún poder de cambiar nada, Son ingenuos y no planifican sino improvisan su vida. Se aterran ante los imprevistos y se sienten víctimas de las circunstancias. Se rinden ante la adversidad, dejan la vida en manos de la casualidad y el caos.
Se relacionan a su vida como si ésta fuera la de un “destino predeterminado e infalible” y abandonan sus sueños si los obstáculos les frenan.
Se lo toman todo con comodidad y terminan improvisando todo, luego por ende la vida les corrige y su método de responder está sólo condicionando a las importunas y ocasionales intervenciones del caos. Sucumben ante su impotencia y comodidad y no piensan más que en el presente.
Determinados momentos son los que le dan forma a su vida por las reacciones inconscientes que tendrán ante las circunstancias adversas. Reaccionan todo el tiempo porque no tienen planes. No se responsabilizan demasiado y retroceden con frecuencia ante los obstáculos. Lamentablemente no han notado que su vida está regida por la “ley de causa y efecto” y por lo mismo no creen tener poder sobre ella. Se ven afectadas por las circunstancias, las condiciones, el ambiente social, y cada estímulo en el ambiente. Sólo se sienten bien si su entorno está bien. Centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación: en los defectos de otras personas, en los problemas del medio y en circunstancias sobre las que no tienen ningún control.
Las personas reactivas se la pasan “apagando fuegos!, siempre enfocadas en la crisis y los problemas inmediatos, jamás llegan a prestar atención a lo importante porque no tienen visión del futuro.
El defecto que se produce al entrar en exceso es la hiperactividad. Ser proactivo no significa actuar de prisa, de forma caótica y desorganizada, dejándose llevar por los impulsos del momento.
Se puede apreciar que la actividad está influenciada por angustia de algún tipo y se refleja en el desorden en el que actúan y el exceso de actividad propio de la reactividad. También se puede esperar que las circunstancias les alteren y en respuesta hagan aún más cosas.
No tienen claro lo que hay que hacer al 100Ç% y su motivación no es muy serena. Tienen emociones intensas de bajo de los que hacen, por lo que ocasionalmente reaccionan alas circunstancias, sólo que a diferencia de los anteriores no reaccionan pasivamente sino activamente.
Su estilo de vida es algo caótico en sí mismo por el exceso de actividad. Les falta establecer correctamente prioridades y enfocarse en una cosa a la vez.
Las virtudes que tienen todas las personas de éxito