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Temas Éticos Universales: El Fin Último del Hombre (parte 4)

Temas Éticos Universales:

EL FIN ÚLTIMO DEL HOMBRE

KINAL 79

Todos nos movemos por algún fin: así organizamos un paseo para disfrutar con la familia, vamos al supermercado a adquirir los bienes de primera necesidad, asistimos a algún espectáculo por diversión, etc. El hombre se mueve siempre buscando ser feliz. Este es el planteamiento inicial a la hora de hablar del fin último del hombre.

 
Las personas se empeñan en hacer planes a largo plazo, en buscar fórmulas exuberantes y proyectos de toda índole para encontrar la felicidad; mientras tanto, la vida va pasando y estas personas dejan atrás miles de días, millones de momentos maravillosos que podrían haber disfrutado.

 
La felicidad es extremadamente volátil y sólo se deja atrapar momento a momento. Quien vive de ilusiones futuras se pierde la dicha que día a día podemos alcanzar; deberíamos hacer hincapié en tres aspectos puntuales que conducen a la verdadera felicidad, como plantea Aristóteles y se detalla a continuación.

 
Aristóteles, discípulo de Platón, afirmaba que el propósito de la ética es llegar a la felicidad; para esto él dejaba a un lado la creencia de que la felicidad es relativa o que varía de una persona a otra.

Aristóteles decía que existen tres clases de felicidad: “La primera clase de felicidad es una vida de placeres y diversiones. La segunda, vivir como un ciudadano libre y responsable. La tercera, una vida en la que uno es filósofo e investigador”*.

Para que exista una verdadera felicidad, este filósofo creía que estas tres clases debían estar juntas de una manera simultánea, es decir, a manera de complemento las unas de las otras.

El primer aspecto de felicidad que Aristóteles menciona, es una vida de impulsos, necesidades y placeres corporales como la comida, la bebida, etc., con lo cual nuestro cuerpo se encontraría equilibrado y en buena salud; es decir, con nuestro yo externo completo, que son indispensables para satisfacernos en una primera condición de vida en nuestras funciones vegetativas o en las funciones que nos identifican con los animales.

También hace referencia a las diversiones que este mundo nos puede ofrecer y que lo expresaríamos en ese momento con la risa.

La segunda y tercera clase de felicidad son funciones propiamente humanas.

En la segunda, el hombre será feliz en la medida en que cumpla con sus obligaciones como ciudadano: cumplir la ley, asistir a las votaciones, participar en las actividades del comité de vecinos, etc.

Se hace hincapié en el tercer tipo de felicidad, porque aspira más allá de lo que el hombre puede imaginar. Al intentar filosofar investigando, el hombre se acerca cada vez más a su fin último: en definitiva el fin último del hombre no es otro que alcanzar la propia salvación, gozando para siempre de su creador.

Ing. Pedro Vinicio Donis

Profesor Titular de Ética Profesional.
Programa de Técnico Universitario
Escuela Técnica Superior Kinal

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